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De-risking pone a prueba la relación de la banca regional

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No es un secreto que muchos bancos en el mundo están re-evaluando sus relaciones de corresponsalía bancaria. El fenómeno, conocido como De-risking, ha llevado a muchos grandes bancos internacionales a cuestionarse sobre temas relacionados al blanqueo de capitales y financiación del terrorismo, así como el costo y las presiones regulatorias, retirándose de ciertas relaciones, productos o incluso jurisdicciones.

Con esta afirmación se inicia un documento informativo de la firma Swift, titulado “Afrontando las consecuencias imprevisibles del De-risking”, publicado en junio de 2016, que trata este tema que se ha convertido en uno de los más consultados y socializados entre banqueros de todo el mundo.

La semana pasada, en Miami, el presidente de la Federación Latinoamericana de Bancos (Felaban), José Manuel López Valdés, definió como ilógica la baja que está ocurriendo en la relación de corresponsalía con la banca norteamericana. En ese orden, reclamó medidas concretas para resolver los cierres de cuentas por sospecha de lavado de activos y financiamiento al terrorismo.

A su entender, el fenómeno conocido como De-risking pudiera ser una consecuencia de la falta de información o una errada percepción del riesgo de la banca y las autoridades. “La aplicación de normas antilavado de activos y financiamiento al terrorismo ha avanzado sustancialmente en la región, en algunos casos más que en Estados Unidos”, dijo.

López Valdés, en su condición de presidente de la Asociación de Bancos Comerciales (ABA), ya había tratado el tema con elDinero en julio de 2016. “Hay muchos cierres de cuentas que están dificultando el comercio internacional, por mayores regulaciones que les imponen las autoridades reguladoras a los bancos de Estados Unidos, que a su vez también se las requieren a los bancos locales. Si es muy costoso y ese banco local no le da el negocio suficiente, entonces proceden a cerrar la cuenta”, explicó.

De acuerdo con López Valdés, en Panamá les cerraron las cuentas a 39 bancos, en México a 25 y en República Dominicana hubo dos bancos estadounidenses que dejaron de operar con el país, uno de ellos el Commerce Bank, que no trabaja aquí porque le resulta muy costoso para el volumen de negocios que hacía en el mercado local. Teme que esta situación afecte el comercio exterior, pues la decisión de cerrar sus conexiones con el país puede generar dificultades para pagarles a los exportadores que tenían cuenta en ese banco.

Entre las normativas latinoamericanas más estrictas que las establecidas en Estados Unidos, el presidente de Felaban citó la identificación del beneficiario final, la regulación de las Actividades y Profesiones no Financieras Designadas (APNFD), la inclusión de nuevos sujetos obligados y la aplicación del enfoque basado en riesgo.

Dijo que el De-risking perjudica tanto a la banca norteamericana como a la latinoamericana en sus negocios legítimos, impacta la inclusión financiera tan necesaria para el desarrollo de los países, perjudica el financiamiento del comercio exterior y promueve la utilización de agentes o canales no regulados.

Subrayó que con el fenómeno Latinoamérica se expone no solo a un mayor riesgo de lavado de activos y financiación del terrorismo, sino también a impactar de manera negativa algunos sectores de la población, generando informalidad y afectando adversamente el crecimiento y desarrollo económico.

“Es nuestra aspiración que, como resultado de este diálogo, logremos trazar un marco de colaboración con líneas de acción específicas que nos comprometan desde cada uno de nuestros ámbitos, de tal suerte que en nuestro próximo encuentro, podamos tener la satisfacción de mencionar los avances y logros obtenidos”, expresó López Valdés.

El Diálogo Sector Público Privado 2017 se desarrolló a través de un panel integrado por la Asociación de Supervisores Bancarios de las Américas (ASBA), The Financial Integrity Network (FIN), la Federación Latinoamericana de Bancos (Felaban), el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, Financial Crimes Enforcement Network (Fincen) y Office of Foreing Assest Control (OFAC), la Federación Internacional de Banqueros de La Florida (FIBA), entre otras entidades latinoamericanas y norteamericanas.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) también ha reconocido la necesidad de coordinar la regulación del sistema financiero internacional dado el elevado grado de conexión entre las regiones. El tema se mantiene muy activo en su agenda.

Su directora ejecutiva, Christine Lagarde, lo planteó en Perú, en 2015, luego de un mandato que le diera la Asamblea de Gobernadores, donde se expusieron los perniciosos efectos causados por la política de De-risking, que afecta al flujo de financiamiento del comercio internacional.

En agosto del año pasado, elDinero se hizo eco de una declaración de Swift en la que advirtió de que aunque para los bancos estas decisiones pueden tener sentido, desde una perspectiva comercial, son cada vez más evidentes las consecuencias que existen para la industria, debido a que las personas seguirán haciendo pagos y si los canales bancarios tradicionales dejan de estar disponibles es probable que estos se hagan por medios alternativos que podrían estar menos regulados.

Según un informe del Banco Mundial, de noviembre de 2015, el 75% de los grandes bancos había reportado una disminución en sus relaciones de corresponsalía bancaria, siendo el Caribe la región más afectada.

El economista Roberto Mella Cohn, socio director de L. Nuñez & Asociados, también ha denunciado que el sector financiero internacional y República Dominicana son afectados desde hace años por un fenómeno vinculado a la alerta mundial de riesgo de lavado de activos que provoca el cierre de cuentas bancarias.

A su entender, también provoca la negativa de disponer de ellas a personas o empresas que posean un factor de alto riesgo, que bien puede ser su actividad comercial o el país donde nació o realiza operaciones comerciales.

Mejores prácticas
Luc Meurant, director de la División Servicios de Cumplimiento de Swift, destaca varias medidas que los bancos pueden considerar y evitar así ser el afectado de un ejercicio de De-risking. Las sugerencias están en el informe de junio de 2016.

Establecer los controles adecuados. Use controles de cumplimiento como filtros y análisis de transacciones, y asegúrese de poder demostrarlos a su corresponsal.

Ser transparente. Los bancos grandes necesitan cada vez más comprender a los clientes de sus corresponsales (“Conozca al cliente de su cliente”). Los bancos más pequeños deberían ser transparentes con los corresponsales más grandes sobre los clientes, las industrias y las regiones que atienden.

Comunicarse proactivamente. Los bancos más pequeños deberían comunicar lo que estén haciendo para aumentar su nivel de cumplimiento.

Reducir el costo de debida diligencia del corresponsal. Para un banco grande, los costos de debida diligencia para una contraparte de alto riesgo pueden ser hasta US$50,000 al año. Si esto es mayor que las comisiones percibidas por la contraparte, los bancos grandes pueden concluir que la relación no tiene sentido desde la perspectiva financiera. Los bancos más pequeños deberían adoptar medidas posibles, como unirse al Registro KYC, para ayudar a reducir los costos de debida diligencia para sus contrapartes.

Autor: rmcwebadmin

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